El núcleo de la Luna

El reanálisis de los datos obtenidos por los seismómetros instalados en la superficie lunar por los astronautas del programa Apolo arroja un claro resultado: la Luna posee un núcleo de hierro, que continúa fundido tras 4500 millones de años desde su formación.

Entre 1969 y 1972, los astronautas que llegaron a la Luna a bordo de los Apolo colocaron sismógrafos en los diferentes sitios de alunizaje. Concretamente, las misiones Apolo 12, 14, 15 y 16 transportaron sismógrafos que enviaron información por radio  a la Tierra hasta que dejaron de funcionar en 1977. Gracias a estos aparatos sabemos que existen al menos cuatro tipos diferentes de sismos lunares. Los primeros consisten en trepidaciones profundas, que tienen lugar a unos 700 kilómetros por debajo de la superficie de nuestro satélite, y que posiblemente tienen su origen en las deformaciones que sufre debido a las fuerzas de marea provocadas por la Tierra. El segundo tipo de vibraciones registradas provienen del impacto de meteoritos, y su intensidad es proporcional al tamaño y velocidad del cuerpo que impacta contra la Luna. En tercer lugar, ocurren temblores causados por la expansión de la corteza lunar, al calentarse con radiación solar después de una noche de frío extremo y una duración de dos semanas. Por ultimo, el cuarto tipo de sismo lunar es un fenómeno que ocurre a poca profundidad, solo a 20 o 30 kilómetros por debajo de su superficie.

El análisis que tratamos en este caso lo han realizado dos grupos de manera independente, utilizando técnicas modernas de análisis, aunque muy diferentes, y ambos grupos han reportado la detección del núcleo lunar.  El grupo del planetólogo Renee Weber, del Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA, analizó cuatro tipos de ondas sísmicas (diferentes en su dirección de vibración), de terremotos lunares profundos, arracimados en 38 grupos.  Combinaron registros sísmicos de cada grupo para extraer cualquier señal de reflexión.  El grupo del sismólogo Raphaël Garcia, de la Universidad de Toulouse en Francia, analizó dos tipos de ondas de tres temblores lunares, tras una cuidadosa calibración de las estaciones de registro sísmico.  Ambos equipos informaron del hallazgo de un núcleo fundido de un radio de 330 km, el primer grupo (según han publicado en Science), y 365 km el segundo, aunque dadas las incertidumbres en el proceso de análisis ambos resultados con totalmente compatibles e indistinguibles.

Además, Weber encontró reflexiones sísmicas de un núcleo interno sólido, como la Tierra, de unos 240 km, y de una capa de roca y magma, de unos 150 km de grosor, por encima del núcleo exterior de hierro fundido.

Una de las cosas más importantes de estos resultados es que los investigadores podrán usar el escenario sísmico que de ellos se desprende para intentar entender mejor la evolución de un cuerpo planetario, formado a partir de la nube de polvo y restos de un impacto gigante en un planeta en formación como lo era la Tierra.

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