De viaje a un asteroide

La NASA anunció la semana pasada la misión Osiris-Rex (Origins Spectra Interpretation Resource Identification Security Regolith Explorer), donde una sonda automática será lanzada al espacio en el 2016 con destino a un asteroide 1999RQ36 para tomar muestras en su superficie con un brazo articulado, encapsularlas y traerlas a la Tierra para analizarlas.  Todo con el objetivo de investigar los procesos de formación del Sistema Solar.

Concepción artística de la OSIRIS-REx (Fuente: NASA/Goddard/University of Arizona)

Según Charles Bolden, director de la NASA, la misión es “un paso crítico para alcanzar los objetivos marcados por el Presidente Obama de extender nuestro alcance más allá de la órbita baja terrestre y explorar el espacio profundo”.  “Las misiones robóticas como esta prepararán el camino para las futuras misiones espaciales tripuladas a un asteroide y a otros destinos del espacio profundo”, declaró.

El objeto 1999RQ36, con un tamaño equivalente a unos cinco campos de fútbol, es un asteroide cercano a la Tierra. Si parte en 2016, la sonda lo alcanzará en 2020 para, primero, ponerse en órbita de ese cuerpo y estudiarlo a fondo durante seis meses trazando un mapa completo sobre el que los científicos podrán elegir el punto de muestreo en su superficie. Osiris-Rex se irá aproximando hasta que el brazo se extienda para tomar la muestra (unos 60 gramos) que introducirá en una cápsula. Esa cápsula con fragmentos del asteroide es lo que llegará a la Tierra en 2023. Se llevará al Centro Espacial Johnson (en Houston) donde las muestras serán analizadas en laboratorios de alta seguridad para evitar cualquier riesgo de contaminación y siguiendo los estrictos protocolos para el manejo de material de origen espacial, señala la NASA.

La misión tendrá un coste aproximado de unos 570 millones de euros, y la empresa encargada de la construcción de la cápsula es Lockheed Martin Space Systems.

La cápsula de la Osiris-Rex se basará en el diseño de la utilizada en la misión Stardust que trajo a la Tierra las primeras muestras de partículas de un cometa, el Wild-2, en 2006.

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