Para comer menos, imagina que comes más

Psicólogos experimentales han descubierto que las personas que se imaginan a sí mismas comiendo una gran cantidad de dulces, comen menos en la realidad cuando se les da la oportunidad.  Los expertos opinan que este hallazgo podría conducir al desarrollo de mejores estrategias para bajar de peso.

Imaginarse una comida suculenta puede estimular el apetito.  Pero según ha encontrado Carey Morewedge, un psicólogo experimental de la Carnegie Mellon University en Pittsburgh, Pensilvania, la exposición continuada a una misma comida, como en el caso en que imaginamos como nos la comemos bocado a bocado, disminuye el deseo de seguir comiendo.  Es sabido que este proceso, denominado habituación, reduce el apetito de forma independiente de las señales fisiológicas como el aumento de los niveles de azúcar en sangre o la expansión del estómago. Pero nadie había mirado a ver si simplemente imaginar comer tiene el mismo efecto.

Para investigarlo, Morewedge y sus colegas Young Eun Huh y Vosgerau Joachim alimentaron con boles de M&Ms y de queso a 51 estudiantes.  En un primer experimento, la mitad de los estudiantes imaginaron comer 30 M&Ms, a la vez que introducían 3 monedas de 25 centavos en una máquina de una lavandería, mientras que la otra mitad imaginó comer 3 M&Ms, mientras que introducían 30 monedas de 25 centavos.  Tras todo ello, se le suministró a cada uno un bol de M&Ms para que comiesen lo que quisieran.  Segun informan los investigadores en el número del 10 de diciembre de Science, aquellos que imaginaron comer más, comieron en media 3 chocolatinas M&Ms, mientras que los que imaginaron comer menos comieron en media alrededor de 5 M&Ms.

Posteriormente se realizó un experimento análogo, pero esta vez con taquitos de queso.  Se encontró que en media ls que imaginaban comer más comieron lo mismo que los que imaginaban comer menos.  De ello dedujeron que el efecto de habituación es específico del alimento imaginado.

De acuerdo con los cuestionarios cumplimentados por los sujetos del experimento, la cantidad de alimento imaginado no cambiaba cuánto les gustaba ese alimento en particular.  Pero un experimento final con un juego de ordenador en el que debían ganarse los taquitos de queso, sugiere que las imágenes mentales de comida pueden reducir el esfuerzo empleado para conseguir ésta.

Algunos expertos encuentran prometedores estos resultados, en terminos de aplicarse a técnicas para la aplicación de programas contra el sobrepeso.  Un ejercicio mental como el derivado de estos experimentos podría reducir la ansiedad por comer, así como disminuir las ganas de “picar” entre comidas.  Esto estaría, por cierto, en contra justamente de lo predicado por algunas dietas, que instan a la gente a suprimir pensamientos acerca de la comida.

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