Por fin en casa

Tras estar tres días en el hospital, ayer volvimos a casa.  Al rato los abuelos trajeron a mi hija Alba, que por primera vez iba a conocer  a su hermanito.

De momento la cosa no puede haber ido mejor: Alba le ha dado a Samuel más besos y abrazos de los que nos ha podido dar en sus poco más de dos años de vida a todos los demás, incluido sus padres.  La Nochebuena la pasamos solos, tranquilos, y aunque fue una noche rara, y ni mucho menos fue una Nochebuena típica, nunca la olvidaremos.

Y, además, esta mañana ha sido la primera vez que mi hija Alba ha vivido con total ilusión y conocimiento (ya me entendéis) la llegada de Papá Noel.  Anoche le dejó un vasito de leche y una galleta en un platito, y Papá Noel se lo comió y bebió todo.  Y como ha sido una niña muy buena, le ha traído dos regalitos.  La carita de ilusión de un niño de dos años es lo más bonito del mundo.

Así que hoy, quería aprovechar para felicitar la Navidad a los lectores de Ciencia en sí misma.  Posiblemente en los próximos días este blog no se actualice con la frecuencia deseada, y me disculpo por ello, pero lo cierto es que estamos en un período de transición.  En todo caso, muchas gracias por vuestra paciencia.

Y… ¡¡FELIZ NAVIDAD!!

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