El cazador de neutrinos obtiene sus primeras pistas

First_neutrino_observationUna pareja de neutrinos detectados en la Antártida en junio pasado por el telescopio de neutrinos IceCube (experimento que supervisa un kilómetro cúbico de hielo en el Polo Sur, y que consta de 5.160 módulos ópticos digitales suspendidos de cables verticales a profundidades que van de 1,45 a 2,45 km de la superficie) podría ser la primera evidencia de detección de estas partículas fantasmales como provinientes de fuera del sistema solar. Si se confirma el hallazgo, podríamos estar ante una nueva forma de ver el Universo que puede resolver una serie de enigmas cósmicos.

Los neutrinos no tienen carga y su masa es despreciable, lo que significa que pueden viajar por el espacio prácticamente sin obstáculos por los campos electromagnéticos, gravitatorios, en incluso atravesando la materia. La detección de neutrinos astrofísicos ofrecería un medio sin precedentes de estudiar objetos cómicos a través de grandes distancias, similar a la forma en que la luz infrarroja nos permite escrutar el interior de opacas nubes de polvo cósmico para ver estrellas en formación.

Mediante la detección de neutrinos, por ejemplo, podríamos localizar las fuentes de los rayos cósmicos de mayor energía. Se cree que las particulas que componen los llamados rayos cósmicos provienen de algunos de los aceleradores de partículas más poderoso del Universo, como las supernovas (ver Los rayos cósmicos de alta energía y las supernovas en este blog). Sin embargo, los rayos cósmicos cargados son desviados por los campos magnéticos en su viaje, haciendo que sean difíciles de rastrear. Los mismos procesos que los generan también deben crear neutrinos, y la siguiendo su trayectoria podemos remontarnos directamente a sus orígenes.

bertshirt_intNeutrinos con energías más bajas han sido detectados como provenientes del Sol y como subproductos en las cascadas atmosféricas producidas por rayos cósmicos al llegar a la Tierra. En 1987, tres detectores subterráneos también vieron neutrinos procedentes de una supernova en la cercana Gran Nube de Magallanes. Desde entonces, todos los intentos de detectar neutrinos de más allá del Sistema Solar han sido infructuosos.

Pero en junio del año pasado el equipo de IceCube, mientras analizaba sus datos, encontró evidencia de dos sucesos candidatos a neutrino. Ambos neutrinos, bautizados como Bert y Ernie (los nombres anglosajones de Epi y Blas) poseían energías de aproximadamente 1 petaelectronvoltio (PeV). Según su análisis, presentado en arXiv y enviado a la revista Physical Review Letters, existe una probabilidad razonable de que su origen sea interestelar, si no intergaláctico.

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